73.2
Posted: lunes, julio 19, 2010 by Adrian Olam in Etiquetas: AproximadamenteNada, Nada, Semana Temática
Por lo que soy.
8 comentarios:
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La delicia del Contagio. Gracias por esos 21 años de tu sangre, de ti, de alguien
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Esto lo tengo que digerir.
Por lo pronto, comento que si bien dibujar parece desdibujar la frontera entre lo que eres y lo que haces, también construye un yo - que aunque aun así construido - que se vive complejo. Entre más extensiones, más herramientas. Entre más años, más lejos se extiende uno.
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(y es una de las nadas que, a mi parecer, sería muy padre imprimir en una manta de 100 por 180 metros y colgarla en la torre mayor)
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Me uno al sentir de los que comentaron antes que yo.
Afortunado aquél, que esta consciente de que lo que produce (ya sea dibujar desde que tiene memoria o haciéndonos partícipes de su filosofía de vida)es tan intenso que siente que se desangra,que para mí, no es más que el compartir lo que siente, lo que interpreta, lo que lo hiere, lo que lo calma, lo que lo frusta.
18 años de dibujar.
No recuerdo en dónde escuché un relato de un hombre que contaba con sólo cierto número de palabras por decir y escribir antes de que, al terminarse éstas, morir. Escuché esto muy joven, talvez a los 8; luego a los 13, a los 17 y muy probablemente un número indefinido de iteraciones desde entonces. A lo largo de esa vida,yo, dibujando.
Un proceso infinito de iterar - este de dibujar.
¿Cuántas veces no se ha analogado al artista y su obra como padre e hijo? La sangre que corre en uno se transmuta y deviene en aliteraciones de sí mismo, en el otro. Esto que confieso no es diferente. Desde chico siento que me estoy desangrando.
Y se acumulan las horas - el tiempo sólo se acumula en términos de repetición; se apilan indiferenciables la una sobre la otra, como los trazos que exceden (me imagino) los millones. Relleno mi existencia del vacío va quedando en mí.
Siento cómo se va iterando la vorágine del tiempo - éste huye, transforamado a formas, arquitectura y figuras.
Cumplo 21 años - 18, el dibujante en mí - uno trasciende al hombre, el otro, llega a la madurez; y alcanzo a divisar el horionte. Una línea más.
Asintótica. Por que en ella es donde estás tú.
Imaginaria. Por que incluso entonces, delimitamos.
Iterada. Por que tanto la veo yo como todos, yo y tú.
Orgánica y viva, desangrada de la Utopía.
Y esa línea que hace que tu o yo no seamos lo mismo; que la distancia se nombre cerca o lejos -
es
ahora entiendo
ahora entiendo verdaderamente
Aproximadamente
Nada.